lunes, 5 de julio de 2021

Clásicos de Luzhin: 'Mirage' de Camel (1974)


Un blog de música progresiva no es un buen sitio si no se encuentra este pedazo de clásico. Y es que qué se puede decir de Camel que no se haya dicho antes. Es un grupo reciente en mi vida, y se ha vuelto de lo más importante en dicha. Cada que escucho sus canciones, me gustan más y más, les encuentro algo nuevo en lo que deleitarme y, por más patético que suene, me dejo llorar bajo el efecto de la guitarra de Latimer o los teclados de Bardens. Es un grupo cambia vidas. Pero, al fin y al cabo, en la comunidad prog es híper conocido, para nada obscuro, como algunos álbumes que andan en mis borradores, o como el último post, Weed.

Ya os hablé de Camel en el post de su álbum homónimo, el cual, junto a éste, amo y aprecio con todo mi corazón. Aquí pueden ir a dicho post.

Pero, comencemos con Mirage desde su polémica portada. Por publicidad y muy a pesar de los integrantes de Camel, al parecer, su mánager Geoff Jukes fue quien decidió el hacer una versión de la infame cajetilla de cigarros Camel. Ésta con un efecto que hace ver a la imagen de la cajetilla separada en rodajas, muy trippy. Los cigarrillos no eran tan conocidos en Inglaterra. Pero en Estados Unidos tuvieron que incluso cambiar la portada, pues la empresa estaba dispuesta a tomar acciones legales en contra de la banda por la portada de Mirage. 
Geoff Jukes llegó a un acuerdo con la afiliación de los cigarrillos para que, en los conciertos de Camel, se regalaran paquetes de cinco cigarrillos por la compra de un disco. Y tan plácidos y contentos quedaron los tabaqueros europeos que hasta querían que Latimer y compañía cambiaran los títulos de las canciones de Mirage por otros como Twenty to the pack. A lo que nuestro querido Bardens opinó que mejor les llamaran Twenty Sticks of Cancer. También se les sugirió el forrar sus amplificadores en los conciertos de piel de camello y que regalara cigarrillos en todas sus presentaciones. Obviamente a el grupo todo este alboroto les pareció re mal.


Y vayamos ahora al mundo mágico de Camel, una tierra lejana, flotante y llena de espejismos e ilusiones. La ambición imaginativa de Camel no tiene límites, y esto se presenta desde el intro del álbum, hasta el último segundo de éste. Fusión jazzera con un rock más atrevido, el intro del álbum, Freefall, nos deslumbra por ser una canción corte tipo Caravan, pero con más complejidades en ella. Además es una de sus piezas mas enérgicas, más speed. Me fascina la línea de bajo que ejecuta Ferguson, sus adornos y los riffs que caracterizan a la canción. También la voz de Bardens le da un toque único a la pieza. Y es que él es el escritor de Freefall. Es como abrir un tesoro, y éste sólo siendo el comienzo de lo que hay dentro, pues sigue Supertwister, otra composición de Peter Bardens. La hizo como un guiño a los amigos de la banda, los holandeses Supersister. Un instrumental que finaliza con el sonido que hace una lata de soda abriéndose y derramándose, curiosidad que me fascinó. Aquí Latimer se luce, pero no como guitarrista, sino como flautista. Y qué se puede decir de los teclados de Bardens, que, como el camello en rodajas de su portada, distorsionado, se entrelazan el órgano, el piano eléctrico, el bajo y la ya mencionada flauta. Ward lleva un rimo más tranquilo a lo largo de la canción, creando una atmósfera mágica, como en un bosque de hadas. Oh, hablando de bosque de hadas, llega Nimrodel / The Procession / The White Rider, increíble pieza compuesta por Latimer, inspirada en Tolkien y su Señor de los Anillos. Como mencioné en el post de Van der Graaf, música de ñoños para ñoños, prácticamente. Creo de las mejores composiciones que jamás haya escuchado antes, un clásico moderno, este suite nos lleva tierras no sólo de Tolkien, sino tierras salidas de un cuento de Leo Perutz o de Umberto Eco con su Baudolino. Característico del progresivo, una pieza de larga duración, con sus mil y un altibajos en la intensidad, solos de moog, arpegios, flauta, oboe, y vasto derrame de psicodelia. Al terminar este pedazo de obra magistral, le sucede el segundo instrumental del álbum, Earthrise, canción que se siente como un abrazo cálido del más allá. Prestadle atención a los redobles y, en general, al trabajo de batería por Ward. Es una canción con aura optimista, uso constante del moog, riffs alegres y una carga densa de jazz. Obviamente Latimer aporta un increíble pasaje lleno de solos, mezclándose con lo lisérgico de los teclados de Bardens, volviéndose la canción cada vez más alocada. Mi instrumental preferido es Arubaluba, pero éste no se queda atrás. 
Aquí les dejo un vídeo de Nimrodel, disfrutad.


Y hemos llegado a lo que, para mí, es la canción más icónica del progresivo. Encapsula a la perfección la magia cósmica del rock progresivo, volviéndose el himno de este género de música tan peculiar. Pero es que todo se ha dicho de Lady Fantasy, pues vuelve loco a todo mundo de amor. Una pieza sinfónica de más de doce minutos, dividida en tres partes, donde todos los integrantes se lucen una y otra vez y no hay manera de procesar rápidamente lo bello de esta canción. Nada más te queda claro que es de lo más mágico de la historia. Increíbles momentos melódicos, cambios rítmicos, diversidad de pasajes y riffs. Una ambición musical absoluta. Hay un pasaje, casi al final de la canción y antes que se retome la melodía inicial de ésta, que me recuerda al riff final de Hot as a Docker's armpit. No tanto en que sean parecidas, sino, que están llenas de cierta intensidad un poco proto-metal, pues sientes todo se derrumbará, va, que muy de mi agrado. Lady Fantasy es casi en su totalidad un instrumental, Latimer haciéndonos llorar con su guitarra y sus pocos momentos -bellamente- líricos, Bardens volviéndose loco con el sintetizador, el hammond y el mellotrón, Ward ejecutando un elegante y ambicioso papel en la batería y Ferguson nos deslumbra nuevamente con su hipnótica línea de bajo. Y me he quedado sin palabras.

Es un álbum considerado en el top 10 de los pilares del progresivo, un disco para melómanos y, obviamente, para el público en general que guste de la buena música. Un álbum gigante, y obligado en cualquier colección mínimamente decente de progresivo. O en cualquier colección, me repito, mínimamente decente. De mis álbumes preferidos de todos. Aquí os lo dejo, disfruten de éstos cuatro genios trepados en el gran camello distorsionado y misterioso.
 

1. Freefall 
2. Supertwister 
3. Nimrodel / The Procession / The White Rider 
4. Earthrise 
5. Lady Fantasy: Encounter / Smiles for You / Lady Fantasy

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